Dándole continuidad a nuestros Códigos Sagrados de Luz, en esta parte se hace muy indispensable, muy necesario ir a las raíces de la Sabiduría… Para ello vamos a utilizar una herramienta que todos tenemos a la mano, me refiero a las Sagradas Escrituras: Nos vamos directamente al libro del génesis que precisamente hace referencia al principio, a la creación, al origen. Comenzamos entonces con el capítulo 1, versículo 1 (1.1). En un principio creó ’Elohim los cielos y la tierra.
Ahí tenemos nuestro primer Código Sagrado a la Luz de las Sagradas Escrituras. Para esta parte es muy importante que tengas a la mano la biblia, las sagradas escrituras y lees el versículo para estudiarlo, y de ello vamos a extraer la parte de descodificación de nuestro Código Bíblico.
¿Qué dice nuestro código? “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
¿Qué aparece entonces? La palabra PRINCIPIO y de hecho, este es un Código Sagrado de Luz: El Principio.
Cómo ya habíamos dicho, los códigos son leyes, son principios, y con base a esas leyes y principios, se basa toda esa manifestación que conocemos como la Creación.
Vamos al siguiente: Capítulo 1 versículo 2 (1.2)Pero la tierra llegó a estar desolada y vacía, y había tinieblas sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
¿De qué nos habla ahí? De esa manifestación que conocemos como la dualidad, en otro sentido: El yin y el Yang. ¿Por qué? Porque nos habla del desorden, de las tinieblas, de que la tierra estaba vacía… Aparece la dualidad, el mundo dual, el universo dual (El yin y el yang, la luz y la oscuridad, el orden y el desorden).
El Código Sagrado Bíblico del 1.3 (Capítulo 1, versículo 3): Entonces dijo ’Elohim: Haya luz. Y hubo luz.
Nos habla de la manifestación en acción de la Luz. Se requiere entonces de la luz para poder crear cualquier cosa.
Si quieres crear algo nuevo en tu vida, necesitamos precisamente de ese vehículo de manifestación, el de la Luz. En este caso lo entendemos de manera codificada, código sagrado bíblico. Ahí lo tenemos: 1.3 ¿Para qué? Para crear nuevas circunstancias en nuestra vida. Para crear nuevas cosas en nuestra vida ¿que se necesiten a través de qué? ¡La Luz!
El Código Sagrado Bíblico 1.4: Y vio ’Elohim que la luz era buena, y ’Elohim hizo separación entre la luz y la oscuridad.
Aquí nos habla de la separación de las tinieblas y de la Luz. ¿Cómo traducimos esa separación? Aquí aparece la ecuación: la división ÷ En la clase anterior estábamos hablando de la numerología moderna que no es más que numerología básica, ¿por qué no es más que numerología básica? porque únicamente está utilizando como signo la suma. Se suman los números, los dígitos y da un resultado que se interpreta ¿Sí? Pero ¿Y qué pasan con las otras ecuaciones? También hay que trabajarlas, también hay que conocerlas, escudriñarlas y desarrollarlas…
Ahí aparece precisamente la división, la separación de esa dualidad.
Entonces, ¿de qué nos está hablando el génesis? En modo alguno no nos está hablando de la creación de todo lo que concebimos como universo. Nos está hablando de nuestra propia creación a nivel espiritual y a nivel humano. Esa es la verdadera creación de la que se está hablando ahí, en el génesis. ¿De qué manera? De manera espiritual, metafísica, simbólica, alegórica. En otras palabras: codificada. ¿Y aquí estamos en el ejercicio de qué? De descodificar.
En el código 1.5 ¿De qué nos está hablando entonces? Y llamó ’Elohim a la luz día y a la oscuridad llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: Día uno.
Aparece el nombramiento, el nombre de esas diferentes manifestaciones de la propia fisicalidad: el día y la noche. Como manifestación física.
Ya la dualidad existía en otro contexto: en un contexto de causa y energía. Ahora, sigue esa manifestación de dualidad en nuestro universo y en nuestra realidad. Comenzamos a llamar estos fenómenos con nombres, en este caso; día y noche.
El código 1.6 Y dijo ’Elohim: Haya expansión en medio de las aguas y separe las aguas de las aguas. Hace referencia de nuevo a la separación, al símbolo matemático de la división: de separar las aguas ¿Cuáles aguas? Las primeras aguas son las primigenias, es decir; las aguas de la vida. Separarlas de las aguas emocionales que en ese proceso de creación ambas energías estaban mezcladas. Entonces es necesario en nuestro proceso de crecimiento y de desarrollo personal y espiritual aprender a hacer ese tipo de separación. ¿Cómo lo aprendemos? A través de la Meditación donde vamos a hace este trabajo de génesis. Ese trabajo de Códigos Sagrados de Luz en nosotros, primeramente.
En el 1.7 E hizo ’Elohim la expansión, y estableció separación entre las aguas que estaban debajo de la expansión y las aguas que estaban encima de la expansión. Y fue así. Aparece de nuevo otra separación. Nos habla del espacio, entendamos que de ese espacio del que estamos hablando es de índole etérico. Es un espacio energético que también hay que separarlo de esas aguas emocionales, del mundo emocional.
Entonces el proceso continúa ahí, dentro de nosotros. Desarrollándolo a través del crecimiento personal y espiritual.
En el 1.8 Y llamó ’Elohim a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: Día segundo. Hablamos de nuevo la manifestación del nombre ¿haciendo alusión a qué? A lo que es el tiempo mismo y el espacio.
En el 1.9 Y dijo ’Elohim: Reúnanse las aguas de debajo de los cielos en un solo lugar, y muéstrese lo seco. Y fue así. Nos habla en otro sentido, en el de la unión. ¿De qué nos está hablando? De conjuntos. ¿Cómo nos enseñaban matemáticas en la infancia, en la primaria? ¿Cómo lo aprendimos a hacer? Haciendo conjuntos. Eso también es necesario hacerlo en numerología, hacer conjuntos para luego obtener un resultado. Entonces por eso nos habla que debido a que se juntaron las aguas de arriba y las aguas de abajo se lograba descubrir lo que estaba seco. ¿Qué es lo que estaba seco? La fisicalidad. Es decir, nuestra propia realidad física como tal.
En el siguiente: 1.10 Y a lo seco llamó ’Elohim tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares. Y vio ’Elohim que estaba bien. Comienza a haber un cambio, aparecen por primera vez tres dígitos. Uno punto diez o ciento diez. Entonces este código de 110 hace referencia de nuevo a un nombramiento de la manifestación de la fisicalidad como tierra y como mares. La tierra es el fuego físico y el mar en este sentido siempre hace referencia ¿a qué? a la vida.
Las aguas hacen referencia al mundo emocional pero cuando se habla de los mares o de los océanos (El océano de la vida), hace referencia precisamente a eso, a la manifestación de la vida en su plenitud.
Para que tú tengas una manifestación aquí, en este plano que denominamos fisicalidad se requiere de algo seco o cuerpo físico ¿para que se desarrolle y se desenvuelva qué? La vida.
1.11 Entonces dijo ’Elohim: Produzca la tierra vegetación: hierba que haga germinar semilla, árbol frutal que dé fruto sobre la tierra según su especie, cuya semilla esté en él. Y fue así. Nos aparece por primera vez a nivel histórico, místico, religioso y espiritual el código del que todo el mundo hoy habla: El código Ciento once (111). ¿De qué nos está hablando este código? De la productividad. En otras palabras, la multiplicación que también debe hacerse en numerología y en Códigos Sagrados.
Aparecen términos como la yerba verde, los árboles… y algo muy importante: La simiente. Esa fuente primordial de nosotros que hace parte de la herencia genética. Todo este versículo hace referencia a nuestro ADN. Entonces el ADN está implícito o de manera simbólica con el árbol, con la yerba verde, con la simiente y con la multiplicación.
Aquí podríamos seguir estudiando el primer capítulo del génesis y ahí tendríamos que irnos muy allá para encontrar el 11.11.
En el capítulo 11, versículo 11. Y vivió Sem después de engendrar a Arfaxad quinientos años, y engendró hijos e hijas. ¿De quién nos habla ahí? D un personaje que se convierte en un personaje “clave”: Es un personaje bíblico que se llama SEM.
Existe algo que se llama gematría en cábala, que nos cuenta que cada letra del alfabeto hebreo tiene un valor numérico. En este caso miramos que SEM tiene un valor numérico de 66 y es el código sagrado de SEM, que en realidad no es un personaje, es un referente, un símbolo como tal. Nos hace referencia en ese versículo también de la multiplicación y que SEM a los 500 años engendró. Y que estos años están implícitos o tienen estrechamente relacionados con el Código Sagrado de SEM.
Entonces para poder entender este valor numérico de los 500 años, nos tenemos que irnos al alfabeto hebreo con la letra CAF que vale 500 y en nuestro lenguaje la relacionamos con la K.
Esto es algo que vamos a ir entendiendo más adelante. Lo más importante es que hasta este momento ustedes tengan presente que el 11.11 está íntimamente relacionado bajo el arquetipo de SEM que es el código 66.
Vamos a dejarlo aquí y más adelante ampliaremos muchísimo más.
Muchísimas gracias,
Bendiciones,
Eliel Hanaví Mensajero GHBL
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